Introducción
A continuacion se presenta el siguiente tema: "Para saber quién Soy"porque en realidad muchas veces no sabemos quienes somos ni de donde venimos, me llamo mucho la atención el tema por los pasajes bíblicos los cuales nos dejan mucha enseñanza tanto para ser buenas personas e investigar a fondo la realidad de mi identidad como ser humano y así poder saber como es mi interior para poder cambiar o reconstruir mi personalidad.
PARA SABER QUIEN SOY
Para
saber quién soy debo saber quién es mi padre.
Por
ejemplo: Nació Julián. Es un bebito de meses, pero ¿quién es Julián?, ¿quién lo
conoce?, ¿de quién es hijo?. Hay millones de Julián. Entonces, alguien nos
dice: “Es Julián González, hijo de don González, el almacenero”. ¡Aaah! decimos
nosotros. Ahora sabemos quién es Julián porque conocemos a su padre.
Cada
uno de nosotros necesita saber quién es.
La
Biblia nos enseña que somos descendientes de Adán y Eva, creados por Dios. Pero
ellos pecaron, mis padres pecaron y yo nací pecador (Génesis 3, Romanos 5:12).
Recibí
de mis padres, no sólo el apellido y las características físicas, sino también
su vieja naturaleza pecadora: Orgullo, rebeldía, egoísmos, maldad, impurezas,
rencores, etc.
En
Adán mi identidad es esta: Soy un pecador. Soy incapaz. Soy malo. Soy
rebelde y desobediente.
Pero
llegó el día en que tuve un encuentro con Jesucristo, me arrepentí de mis
pecados y le recibí en mi vida. Desde ese momento, mi naturaleza pecadora,
incapaz, inferior, rebelde fue crucificada con Cristo y sepultada con Él (Romanos 6:3 al 6).
Cuando
Jesús murió en la cruz, me incluyó a mi. Yo morí con Él. Su muerte fue mi
muerte, su sepultura fue mi sepultura. Todo lo pecador y viejo en mí fue muerto
en la cruz, junto con Cristo. Pero él resucitó y yo resucité con él en el poder
de su resurrección. Tengo ahora una nueva vida: la vida de Jesús en mi. Es como
haber nacido otra vez. Recibí de Dios una nueva naturaleza (la vida de Jesús) y
una nueva identidad.
Por
lo tanto en Cristo soy ALGUIEN nuevo.
Tengo
la misma cara, el mismo cuerpo, pero interiormente ya no soy el mismo. Cristo
me hizo ALGUIEN nuevo desde el mismo día en que le recibí. (2º Corintios 5:17).
Dios
me ADOPTO como
su hijo y me dio una nueva identidad: la suya. ¡Él
es mi PAPA ahora!Tengo un Padre amoroso, paciente, tierno,
justo, bondadoso y santo que quiere formar en mí su misma naturaleza. Él me ha
recibido como su hijo. Hay una nueva relación entre Dios y yo. Por lo tanto mi
ser interior se comienza a construir.
Saber
que el creador de todo lo conocido y lo desconocido, del universo entero, es mi
PAPA, me da seguridad y confianza.
¿Cómo
que no sirvo para nada? ¿Qué no soy importante? ¿Qué nadie me quiere? ¿Qué
soy un desastre? ¡MENTIRAS!
Soy
un hijo de Dios. Soy una creación suya. Y esto es lo más grande que
puedo pasarme en la vida.Creo
y declaro esta VERDAD.
Extracto del libro: “Verdades Que
Sanan”. (Editorial Logos).
CONCLUCIÓN:
He llegado a la conclusión de que recibí de mis padres no solo el apellido y las características físicas sino también su vieja naturaleza, también me he dado cuenta que para saber quien soy es importante conocer primero de donde vengo, esto me servirá para saber sobre mis debilidades y cualidades que como todo ser humano poseo y puedo poner en práctica en servicio de mis semejantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario